domingo, 20 de enero de 2008

¡Viva la gente, la hay donde quiera que vas!



Esta canción fue la canción de cierre del karaoke cumpleañero. Pues sí, pues sí. Primer cumpleaños pequinés, ¿acaso habrá más? Karaoke loco y amigos, cena gorda y cervezas, rosas rojas, muchas, y visita fugaz de Darío (gracias, gracias, gracias). Un gran fin de semana, he sido muy feliz. Sonrío.

Ahora como pistachos de California mientras pienso en lo que me depara la semana. Seminarios europeos, atreverme a ir a la peluquería, replantearme el regreso al gimnasio, comprar los billetes para Harbin (menos veinte grados no pueden asustarme), retomar las clases de chino y tratar de dormir más.
¡Bien! Intenciones y acciones.
Ya queda muy poquito para el año nuevo chino, este año toca la rata. Algo que me horroriza es que aparezca Mickey Mouse en algunos de los carteles que se cuelgan en las casas para dar la bienvenida al año nuevo. Además, Mickey Mouse es un ratón, no una rata.


domingo, 6 de enero de 2008

Feliz feliz...todo, para todos



Muchas cosas han pasado desde la última vez que escribí, no haré resumen porque de verdad que son muchas.

Así que empezaré resumiendo: cena de Nochebuena en mi casa, dieciséis becarios en nuestro hogar, tomando cordero a la pequinesa (pato no, cordero) y otras delicias cocinadas por amables compañeros.

Despedida de las profesoras en la academia, ay ay ay, que ya dentro de poco empezamos a currar en la oficina.

Salida por necesidades del visado, salidas del país por necesidades de la vida. ¿Yo? A Dubai me iré y nadie me verá. Bueno, Darío me vio, yo vi su casa, su vida en la ciudad de cartonpiedra y conocí los horrores de la edificación masiva, el rascacielos más alto del mundo, torre de Mordor cuanto menos. Pero fui feliz, muy feliz. La playa de Dubai es molona, agua limpia al estilo menorquín (perdón Menorca) y arena blanca y fina. El ambiente no es el más playero, véase indios paseantes y observadores, que se bañan con el calzón abanderado tan felices. Yo les entiendo, criaturas, pasan el día trabajando para construir el edificio de Mordor, tendrán que liberar su angustia de algún modo.

Regreso a China, fin de año en un avión de Emirates con unas azafatas rubias de ojos azules con el tocado estilo emiratí, raro, pero amables. Vista impresionante desde la ventana: meseta Tibetana, meseta no, cordillera inmensa, nieve y montañas todo lo que alcanzaba mi vista, Xinjiang y su desierto infinito, un poco del Gobi, ya estaba llegando a casa. Vuelvo a mirar, la muralla, en los riscos de la cordillera, ya, ya llego a Pekín. La emoción es doble, siento que Pekín es un poco mi casa y me acompaña Darío, ganas de que vea con sus ojos todo lo que yo veo.

Hace una semana que he empezado a trabajar, leo y leo.


Ayer fue la noche de reyes, para mí la más importante de las navidades. No por los regalos, sino por la intensidad con la que se vive en mi casa (gracias mamá). Día cinco cumpleaños de mi abuela, día seis nos volvemos a reunir, el último día de las navidades, vuelta al cole en su momento, vuelta a las responsabilidades ahora. Hoy.