martes, 17 de febrero de 2009

¡Mi casa!


Martes tes. Estoy en casa esperando a que nos traigan unas pizzas del Annies, ese italiano a domicilio que tantos días me alimentó el año pasado. La vida en Douban Hutong marcha feliz y reposada, las pelusas luchan por invadir nuestros suelos y la caldera se rebela sin cesar. Pena que me compadezca de mi casero que pasó el Año Nuevo Chino en el hospital y no le haya podido reclamar daños y perjuicios por los continuados atascos del cuarto del baño. "Yi bu yi bu lai", paso a paso, así enseña el dicho chino. Y así ha sucedido, todo arreglado por el momento.

El pasado fin de semana conseguí salir a hacer fotos y empezar a manejar mi camarita de medio formato además de comenzar a recopilar música buena y nueva y visitar el mercado de los pájaros y los perrillos (maravillosos chows chows por sesenta euros).

Hace frío mucho frío. Los chinos no son tan sabios como anuncié: hoy ha nevado mañana y tarde y mientras esperaba un taxi para volver a casa varios chinos me han robado la vez y me he quedado sola sintiéndome una idiota total. Al fin y al cabo no dejo de ser una laowai (palabra que utilizan los chinillos para referirse a los guiris).

Concluyo con otro bonito dicho chino que dicen las chinas en edad de merecer en las discotecas:
"Wo mai yi bu mai shen", esto es, "Vendo mis ideas, no vendo mi cuerpo"

sábado, 14 de febrero de 2009

Enola es gay


Una semana más en Pekín, ya me he recuperado del disgusto vivido tras la quema de uno de mis edificios favoritos de la ciudad. Celebramos Yuanxiao Jie con los compañeros chinos de la ofi, preparamos jiaozis y tiramos petardos con una onda expansiva que ni el Little Boy.
En Beijing se prepara algo gordo para este año, no sólo es el aniversario de Darwin, en este país se cumplen varias ecuménides: véanse los acontecimientos sucedidos años ha en la plaza grande, el Ay Dalai y el país con problemas y muchas otras cosas de las que no prefiero no acordarme, porque como no se puede hablar, mejor me callo, que de momento a mí, los chinos me sonríen.

Mañana amanaceré temprano para pagar el agua al management, sortearemos callejuelas vigiladas por cámaras (han puesto muchas más para este año donde ya he dicho, se espera que sucedan cosas). Un 1984 en 2009.

El mundo se mueve y yo también. Al son de L´aventurier de Indochine me despido, baile de guateque en la discoteque.


domingo, 8 de febrero de 2009

Beijing, again


Una semana llevo ya viviendo en mi casita de Douban Hutong, superando las contingencias que todo piso chino pueda presentar y viendo como la primavera llega poco a poco. Qué listos son los chinos que siguen el calendario lunar.
Reencuentros con quienes se quedan aquí un año más, paseos al mercado para comprar salmón en cantidades ingentes y disfrute de los fuegos artificiales que se tiran en cada esquina. El año del buey se presenta como un reto a vivir con una sonrisa en la cara.