Una semana llevo ya viviendo en mi casita de Douban Hutong, superando las contingencias que todo piso chino pueda presentar y viendo como la primavera llega poco a poco. Qué listos son los chinos que siguen el calendario lunar.
Reencuentros con quienes se quedan aquí un año más, paseos al mercado para comprar salmón en cantidades ingentes y disfrute de los fuegos artificiales que se tiran en cada esquina. El año del buey se presenta como un reto a vivir con una sonrisa en la cara.
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