Máxima -1ºC, mínima -11ºC...¡Hace un frío que pela! Yo no sé cómo se va a tomar Obama este clima continental, espero que lleve leotardos interiores como yo. Supercontinental diría yo. Recuerdo cuando hacía los mapitas en el colegio, coloreando las zonas según el clima: tropical, mediterráneo, polar, continental… Pues sí, por tercer año ya acusando estoy el invierno pekinés. Ya están los supermercados preparados con las baldas plagadas de calzones interiores y camisetas interiores polares. Un horror, tela acrílica que se electriza sólo con mirarla. Tanta sequedad propicia los calambrazos en cualquier momento: al dar la mano a quien toque y al cerrar la puerta del taxi o motocarro – si con suerte lleva puertas-.
En mi casa ya he repasado las juntas de puertas y ventanas con cinta aislante, y eso que las calidades de mi minihogar superan la media china (creo). Sigo sin entender cómo los chinos de mi vecindario aún disfrutan las partidas de ping pong en la sala acristalada que hay en el bajo, con todas las ventanas de par en par. A la fresca y tan contentos. Lo mismo la de la lavandería, día y noche –porque trabaja hasta bien pasadas las once- con la puerta abierta. Y los que venden pinchitos en la calle, y las abuelas que bailan cada día en la calle de Chaoyang a las ocho de la tarde. Aunque todos y cada uno de ellos se habrá cuidado bien de tener los riñones protegidos.
Como dicen los chinos, en invierno toca reponer energías, descansar, nutrirse bien, alimentarse con comidas de gran aporte calórico (hot pot, guisos grasos y frutos secos).
Lunes, comienza otra semana, veamos si pasa rauda y veloz como las otras 46 precedentes de lo que va de año.
En mi casa ya he repasado las juntas de puertas y ventanas con cinta aislante, y eso que las calidades de mi minihogar superan la media china (creo). Sigo sin entender cómo los chinos de mi vecindario aún disfrutan las partidas de ping pong en la sala acristalada que hay en el bajo, con todas las ventanas de par en par. A la fresca y tan contentos. Lo mismo la de la lavandería, día y noche –porque trabaja hasta bien pasadas las once- con la puerta abierta. Y los que venden pinchitos en la calle, y las abuelas que bailan cada día en la calle de Chaoyang a las ocho de la tarde. Aunque todos y cada uno de ellos se habrá cuidado bien de tener los riñones protegidos.
Como dicen los chinos, en invierno toca reponer energías, descansar, nutrirse bien, alimentarse con comidas de gran aporte calórico (hot pot, guisos grasos y frutos secos).
Lunes, comienza otra semana, veamos si pasa rauda y veloz como las otras 46 precedentes de lo que va de año.
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