domingo, 8 de junio de 2008

Lorenzo y Catalina

Qué historia más triste la suya, que nunca se encuentran. Y encima a ella le toca trabajar de noche.



Amanece en Pekín, a las cinco de la mañana o antes. La atmósfera contaminada y densa que hay sobre esta ciudad es peligrosa. Nunca he visto soles tan raros como los de aquí. Soles, sí, cada día es uno distinto. Al menos para mis ojos. En este lugar pueden pasar muchos días sin ver el sol, otros días se intuye una bola de fuego entre la neblina, y los "días azules", sobre todo en verano, el sol quema sin piedad. Así está mi piel, hecha un desastre, adaptándose a los cambios de humedad 0% en invierno al 80% de verano. Cálculos a ojo, que conste. Así está Gebreselassie, que no quiere correr la maratón. Yo le entiendo.



Lunes de dolor, como todos, como debe ser. Pero esa es la gracia de la semana, cada día con su aquél particular. Últimamente mis días tienen demasiadas horas, activa casi 19 horas diarias, así estoy con el pelo cada vez más blanco, vivo demasiado tiempo despierta. Con lo que me gusta dormir. Mis contradicciones, me da pereza ir a dormir. También me da pereza beber agua.


Ya tengo proyecto para la semana, beber agua y dormir. No será fácil, otros planes se ciernen sobre mí: estudiar chino, cortarme el pelo, preparar maleta, pintar, ir a la ciudad de las fotos ... (algún día dedicaré un espacio particular para estas pequeñas ciudades dentro de la ciudad. Que yo sepa, en Pekín hay ciudad de fotos, ciudad de gafas, ciudad del té; mercados todos ellos, cada uno de su producto estrella; de ahí que también existan los mercados de la seda, de los animales, de electrónica, de la perla, etc etc. ) Un, dos, tres, responda otra vez.



Quiero ir al cine. A la calle Fuencarral, si fuera posible.


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