"Los adoradores de la consciencia suprema, son de hecho los esclavos del ambiente, se compran coches, casas y sexo, tienen que ser mirados porque ellos en realidad no ven nada. Los otros, los que ven, son desbordados por una existencia psíquica que difícilmente puede trasmitirse, y suelen sucumbir en eso que llamamos realidad."
Gracias señor Jung.
Demasiado esfuerzo por conseguir algo, algo que no vale, para mí no. Vuelvo a la intolerancia de actitudes ante la vida, lo siento, me causa estrés lidiar con los asuntos diarios, con ver quién es el más, el que más alto llega, el que más gana. Basta, por favor. Miraré desde la barrera, como hago siempre. No puedo más. Me retiro del que era mi único cometido en estas situaciones: pensar sobre ello. Demasiado triste y sinsentido como para dedicarle más minutos. Los vicios amos y señores de pobrecitos ellos, la ambición ignorante, muy ignorante; la ceguera absoluta.
Dedicaré esfuerzo al estudio y a observar. La felicidad no la necesito. Y eso es bueno.
Mis disculpas, todavía tengo que aprender. Hoy lo veo todo claro, anda que no me queda...Eso sí, de mí no me muevo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Cuanto sabía Carl Jung!
Lo veo a mi alrededor, en esta ciudad que es tirra para fieras, para bestias hambrientas. Siempre parloteando, siempre alertas. Qué poco valgo para sus cosas... Tampoco valen ellos para el silencio, pasan de largo demasiado ocupados para reparar en nada, incapaces de experimentarlo, aquello más importante, lo que siempre viene siendo eso. Qué puedo decir yo... "De lo que no se puede hablar solo resta callar" Dijo en una ocasión Wittgenstein.
Callo, tú ya sabes.
Yo tampoco necesito lo que ya tengo.
Que suerte.
Viva, bien!
Dario
Publicar un comentario