martes, 29 de abril de 2008

Man man lai

Sólo puedo dar las gracias por la suerte que tengo, sonrío por ello.
Este fin de semana he vuelto a recuperar la paz. Paseo por Nurenjie, un lejano oeste en mitad de Pekín. Ahora de nuevo toca la vuelta a la rutina, recordar y vivir.

Mañana parto para Xinjiang, una ruta de la seda en cinco días, muy poco tiempo para conocer lo que en su día fue la mayor vía de comunicación de la tierra, paisajes inhóspitos y población Uygur. Dunghuang, Turpan, Urumqi, Kashi, Urumqi y vuelta a Beijing. Ése es el plan, aunque dada la experiencia por el sur de Yunnan nunca se sabe cómo saldrán las cosas. De momento las aventuras siempre han salido bien, los conjuros me protegen.

La primavera pekinesa es difícil de sobrellevar, la presión atmosférica y las partículas del aire hacen que cueste respirar. Hoy estoy cansada. Tarde preparatoria de viaje y lectura.

Cuando vuelva ya será mayo, mi hermana y mi madre casi estarán de camino. Primera parada Delhi, yo os esperaré aquí en Pekín.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A Nurenjie se llega en moto, cruzando el tercer anillo a ritmo del uy, uy, uy... Que suscita la legión de coches amenazantes.
- Corre, corre! -dice él mientras le da palmaditas en la pierna.-
Poco después comienza a soplar un viento venido diéctamente del lejano oeste, cardago de partículas en suspensión, buscando alguna planta rodadora perdida, donde estará?
Al llegar nos encontramos con el mercado de las flores, los troncos en forma de mujer nos comtemplan bajo la sombra de cientos de pequeñas hojas. Delicadas plantas cuyas flores parecen bolsas multicolor en forma de óvalo. Al doblar la esquina se extiende ante nuestros ojos la que posiblemente sea la calle más ecléctica del mundo, donde el heterodoxo Dj sionista menea sus rastas al viento, mientras suenan de fondo los djembes (es hora de clase). A lo lejos un extraño edificio de un blanco sucio esconde tras sus puertas delicias africanas. En algún lugar (concretamente una tienda a media altura de la calle), en este punto del relato, una joven en cuyos ojos brilla permanentemente una fuerte chispa de inteligencia compra un gorro rosa y sonríe, al hacerlo su cara y el mundo parecen iluminarse. No muy lejos de allí un hombre vende piñas peladas sobre un carro. Donde terminaran todas ellas. Sigasmo a una.
Su visión está limitada pues se encuentra en el interior de una bolsa verde semitransparente. Pero todo parece indicar que se mueve. Es rápidamente introducida en un recipiente cuadrangular y pronto comienza a de`splazarse veloz. Traqueteo. Oscuridad. Cuando la sacan de allí alguien arranca su cresta por accidente. Después pasa unas horas de frío hasta que finamente es rescatada y preparada para comer. La última sensación son dos bocas cálidas y jugosas. Un ligero toque a ensalada cesar?
Aventuras y risa.
La suerte, toda.
Besos y un abrazo fuerte, no, fortísimo.

Darío