jueves, 8 de mayo de 2008

Jingzi jingzi gaosu wo!


Espejito espejito mágico, dime dímelo. Un cuento de vida, una vida cuento. Hoy por la mañana veía a los abuelos sonreír. Dando pasitos pequeños, arrastrando los pies por la acera, ese sonido de las zapatillas que se arrastran por el pasillo, andar inconfundible, igual en todas partes del mundo. Pero aquí les gusta caminar hacia atrás, aunque más bien sería andar al revés, esto es, de espaldas, que no marcha atrás. Hacia delante pero mirando atrás. Este ejercicio equilibra el qi, la energía, y equivale a caminar ocho horas normalmente id est, hacia delante.
Día nublado y yo más feliz que nunca. Qué bien los estados de ánimo, qué poco sentido tienen las cosas. Viva la música, viva el Maestro y Margarita. Hoy me siento sobrevolando los cielos de Pekín como haría Margarita sobre los cielos de Moscú en su encuentro con Voland, Asaselo y Popota, este último el mejor sin duda. Me hace reír. La felicidad máxima, un gato en un tranvía, el bien y el mal. Todo por vivir con él, su yo, en paz. La tranquilidad. No hace falta más. Dedicada a mi maestro. Vida y sueño para él.



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