
Días de no sé, de me quiero marchar, de esto ya no hay quien lo aguante. Días de qué bonito, qué bien me lo paso por las noches, qué ganas de bailar tengo.
Así estamos, entre cursos de I-Ching y misiones no cumplidas, véase la búsqueda de entradas para los JJOO. Yo que me había propuesto hacer cola al más puro estilo fan de Riky Martin (ser horrible que merece morir, todo sea dicho)...Imposible, contra los chinos no se puede competir. Desde hacía tres días ya estaban todos apostados en las puertas de las taquillas para hacerse con las entradas que han salido en esta cuarta y última fase. Aquí estoy, a dos velas. Yo que me había aprendido cómo decir en chino natación sincronizada femenina, 1500 metros masculino, gimnasia artística en suelo por equipos, bla bla bla.
Entre las cosas buenas está la visita de mis amigos de Madrid, muy breve eso sí, muy difícil ir a Pingyao, yo me quedé en Pekín, no sin haber intentado lo imposible. Resulta que por los JJOO (cómo no) han obligado a muchos obreros a retornar a sus ciudades natales. Todos, obedientes, han acudido prestos a la estación a comprar billetes. De ahí la imposibilidad de viajar en tren para el turista de a pie.
Por hoy nada más, me voy a hacer contratos, notas informativas y otros informes.
