Por aquí sigue pasando el tiempo raudo y veloz, ya más de un mes en esta ciudad encantadora, de aire pesado y agobiante. El invierno acecha y las calefacciones centrales ya han empezado a funcionar. Esto significa que la sequedad ambiental que ya de por sí se respiraba ahora, se agrava con el aire caliente de nuestro hogar, conclusión: mami tengo mocos, la piel se me cae a tiras y el aceite johnson bebé se convierte en compi de mañana y noche.
La semana pasada fue el cumpleaños de Juanmi, amigo de Sun City y nuestra estrella guía de Pekín. El regalo bien merecido fue una moto-bici eléctrica que pude probar por la noche al volver a casa.
Pues bien, esta semana me ha tocado a mí, Pilar, otra estrella guía, hizo las gestiones necesarias para que nos trajeran a casa una moto roja (bueno, otra vez, bicimoto), ¡para mí! Sí sí, ahora una ya es más pequinesa...Da libertad poder moverse por el barrio con una motillo, ir al super a hacer la compra y meter los huevos en la cestita delantera de la zixingche (esto es, la bici china). De momento no me he alejado mucho de casa con la moto, cada día se irá ampliando el radio de acción. Lo bueno: en enero estaré en la ofi en cinco minutos gracias a la moto.
Dejando de lado los medios de locomoción hoy quiero comentar la apasicionante clase de chino que hemos tenido. Después de haber terminado un libro y empezar con uno nuevo, dar una gramática de locura (en breve empezamos con la pasiva), y hacer un examen esta semana, nuestra academia nos ha regalado una última hora de "canta con nosotros", con un clásico de Den Li Jung. ¿Quién es? Yo creo que es la Rocío Durcal china, y digo Rocío porque siempre la preferí a la Jurado o a la Panto.
Este finde semana toca excursión a la Gran Muralla (Chang Cheng). Iremos a Mutianyu, quizá pasemos una noche en una farmhouse, veremos cómo se estila el turismo rural en este país.
Y os echo de menos.